Reseña: La peor persona del mundo

La peor persona del mundo llega a las salas de cine con las expectativas por los cielos. Su protagonista ganó el premio a mejor actriz en el Festival de Cannes, y la película luego se presentó en Toronto y Sundance, donde continuó recibiendo elogios hasta llegar a sus dos nominaciones al Óscar como mejor guion original y mejor película internacional.

En este caso, sin embargo, las expectativas son más que justificadas: se trata de una las mejores películas del último año.

Durante 12 capítulos, un prólogo, y un epílogo, seguimos a Julie (Renate Reinsve), una joven que no logra encontrar su lugar en el mundo, que no termina nada de lo que empieza, y que tambalea entre su anhelada libertad y las implicaciones de llevar una vida romántica.

Bajo un manto de marcado feminismo y con un capítulo haciendo expresa alusión al movimiento #metoo, llama la atención que la película haya sido escrita por dos hombres, Erkil Vogt y Joachim Trier, y dirigida por este último.

Si la película peca de sostenerse bajo una mirada masculina es un tema válido y digno de debatirse, pero en la opinión de quien escribe este texto –otro hombre- los coguionistas logran desarrollar a una protagonista tridimensional, imperfecta, impulsiva, entrañable, y apasionada cuya esencia y mera existencia trascienden la pantalla.

Julie es también un personaje muy concreto, pero justo en eso radica su universalidad. En días en los que también se ha puesto la mirada en la película Red de Pixar y la conversación en torno a si la historia de una adolescente obsesionada con una boyband podría atraer a un público más amplio, me atrevo a citar al crítico Roger Ebert, quien escribió que “mientras más específica es una película, es más universal, porque mientras más entiende a sus personajes, más aplicará para todos”.

Julie no es ni por mucho la peor persona del mundo, pero hay momentos en los que se siente así (¿quién no?). Un instante se siente culpable por no compartir el deseo de su pareja de tener hijos, pero momentos después es testigo de cómo esa decisión cambia de forma tan radical la vida de las personas (¿se puede tenerlo todo?). Durante una de las mejores secuencias de la película Julie flirtea con un hombre que también tiene pareja, poniendo en el aire varios cuestionamientos sobre lo que implica una infidelidad (¿quién los dicta?). Minutos después, el mundo literalmente se detiene en medio de una explosión de esperanza cuando Julie tiene cierta revelación que a su vez lastimará a otra persona (ergo, ¿la peor persona del mundo?).

Y entre todo esto la película reflexiona –a veces superficialmente y a veces dando justo en el clavo- sobre el rol de la familia, los amigos, el trabajo, las redes sociales, la censura, la cultura de la cancelación y sobre una sociedad opresiva que gusta dictar las reglas sobre lo que uno debería hacer, con énfasis en el deber y no en el querer.

Trier además sitúa su historia en un momento particular de la vida de Julie, cuando está entrando en los treintas y la crisis que esto conlleva. Las supuestas normas nos dicen que quien goza de ese privilegio debe decidir lo que quiere hacer el resto de su vida casi que antes de cumplir los 20 años, sin experiencias aún de una vida adulta. Pero habremos quienes a los treintas decidimos cambiar el giro de nuestras vidas por completo, o a los cuarentas, o a los cincuentas.

El director enfatiza este punto con una de las parejas de Julie, quien es más de una década mayor y muy diferente a ella, contrastando sus visiones como un detonante para ambos. Aksel (Anders Danielsen Lie, magnífico) es además responsable de un gran monólogo hacia el final de la película sobre la experiencia de otra generación, aquella que vivió la transición entre lo análogo y lo digital, y la nostalgia por un pasado del que ya poco existe, aunado al miedo hacia un futuro de inquietante incertidumbre.

Julie, por su parte, suele vivir en el presente, y encara cada día con las ramificaciones de esta determinación. Sobre esa línea, Renate Reinsve es una absoluta revelación en un papel que le exige mucho y que aborda con soberbia honestidad, y que está al frente de una película que igual nos reta que nos conmueve, tan grandiosa e imperfecta como la vida misma.

Título original: Verdens verste menneske (The Worst Person in the World)
Año: 2021
País: Noruega, Francia, Suecia, Dinamarca
Director: Joachim Trier
Guion: Joachim Trier, Erkil Vogt

Una versión más corta de esta reseña apareció inicialmente en la sección Primera Fila del periódico Reforma, el 18 de marzo de 2022.

Pepe Ruiloba
pepe@cinepantalla.com

Apasionado del cine, la televisión y el olor a tierra mojada de Guadalajara. Crítico de cine y programador de festivales. Más Forrest que Pulp, pero para todos hay. Y pa fregonas... Salma.

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