04 May Reseña: Juegos inocentes
Hay un momento extremadamente visceral alrededor del minuto 25 de Los inocentes en el que me encontré en la disyuntiva sobre si salirme de la sala o no. Es algo que rara vez hago, pero opté por quedarme y seguir descubriendo lo que el director y guionista Eskil Vogt tenía entre manos. Fue una elección acertada.
Vogt estrenó su segunda película como director en la sección Un Certain Regard de Cannes en 2021. En esa misma edición, La peor persona del mundo se presentó en la competencia oficial, y menos de un año después, él y Joachim Trier -su frecuente colaborador- estarían nominados al Óscar.
En Los inocentes, Vogt plantea una pregunta aparentemente sencilla a la que le da una respuesta sutilmente compleja: ¿qué pasaría si los niños tuvieran superpoderes?
Por supuesto, esto lo hemos visto ya en muchas ocasiones, desde películas hasta caricaturas para toda la familia. Vogt, sin embargo, está interesado en realmente explorar la psique de cuatro niños que descubren que tienen habilidades especiales -desde telekinesis hasta telepatía o dominio mental- y lo que harían con ellos.
Lo que empieza como un juego pronto se convierte en un cuento de terror psicológico cuando los niños -en distintas proporciones- descubren que las habilidades que tienen se pueden usar para darle rienda suelta a sus peores instintos. Ahí es donde entra una minuciosa exploración de cómo nuestros protagonistas van descubriendo la maldad -en sí mismos y en los demás- y por ende un sentido de moralidad.
Vogt se muestra contenido y mesurado al contar su historia, utilizando pocos efectos especiales y sacándole todo el provecho a sus excelentes actores, a la puesta de cámara, y a un inquietante uso de música y sonido para crear una experiencia sumamente inteligente y perturbadora que nos hace cuestionarnos quiénes son realmente los inocentes: los niños, o los adultos.
Título internacional: The Innocents
Año: 2021
País: Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Francia, Reino Unido
Director: Eskil Vogt
Elenco: Rakel Lenora Petersen Fløttum, Sam Ashraf, Mina Yasmin Bremseth Asheim
Esta reseña apareció inicialmente en la sección Primera Fila del periódico Reforma.
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