Reseña: El juicio de los 7 de Chicago

Hace exactamente 52 años Estados Unidos atestiguaba un año electoral tal y como lo estamos viviendo ahora, y los principales temas en boca de todos eran la Guerra de Vietnam y el asesinato de Martin Luther King Jr. Esto provocó una serie de protestas que en muchos casos se tornaron violentas, y tras las elecciones se llevó cabo lo que se conoció como El juicio de los 7 de Chicago.

El gobierno federal acusó a diferentes líderes de grupos activistas (originalmente a ocho) de conspiración e incitación a disturbios durante la Convención Nacional Demócrata de 1968. El juicio, que duró cinco meses, se convirtió en un circo mediático, en parte por las coloridas personalidades de varios de los involucrados, pero sobre todo porque el juicio terminó por convertirse en un acto de protesta en sí.

Steven Spielberg estuvo circulando esta historia por mucho tiempo, pero fue Aaron Sorkin quien al final dirigió su propio guion para llevarlo a la pantalla grande. Eso de “pantalla grande” hoy en día se escucha casi como una paradoja, pero entonces Netflix entró al quite en pos de que la película llegara a la mayor cantidad de ojos posibles, y también como una probable contendiente a premios importantes.

Menciono a Spielberg también porque la película pareciera tener más su estilo que el del propio Sorkin, quien a pesar de tener un claro bando y punto de vista, se muestra más mesurado que de costumbre tanto detrás de las cámaras como en sus diálogos, los cuales suele escribir con una grandilocuencia tal que puede rayar en la verborrea, lo que lo ha convertido en una figura polarizante.

Los actores, sin embargo, suelen amarlo, y aquí le da espacio para brillar a un ensamble de envidia que incluye a Sacha Baron Cohen, Eddie Redmayne, Frank Langella, Mark Rylance, Joseph Gordon-Levitt, Jeremy Strong, Yahya Abdul-Mateen II y Michael Keaton, entre otros. Todos, sin excepción, dándolo todo para recrear un juicio que en la vida real fue todavía más increíble –en el sentido estricto de la palabra- que lo que vemos aquí.

Aun así, a Sorkin se le va la película de las manos por momentos al dejar desbordar un sentimentalismo que no sabe manejar, incluyendo en un final muy cinemático que sin embargo es inventado, o tomar decisiones normalmente adjudicadas a novatos como el truncar en seco un momento cumbre de la película, o el no explicar qué es lo que pasó al final del juicio con algunos de los acusados.

El juicio de los 7 de Chicago termina por sentirse como una película noventera (y lo digo como un cumplido), cuando el género de este tipo de historias, adultas, de abogados, estuvo en su apogeo, siendo el mismo Sorkin quien escribió una de las más emblemáticas, Cuestión de Honor (1993). Aquí utiliza este trasfondo para hacer lo que le sale mejor: presentar y resolver conflictos entre personajes a través de ideas y reflexiones que en el fondo nos están hablando de temas actuales y urgentes imposibles de ignorar; la sutileza no es su fuerte, pero a veces tampoco es necesaria.

Título original: The Trial of the Chicago 7.
Año: 2020.
País: Estados Unidos.
Director: Aaron Sorkin.
Elenco: Sacha Baron Cohen, Eddie Redmayne, Frank Langella, Mark Rylance, Joseph Gordon-Levitt, Jeremy Strong, Yahya Abdul-Mateen II y Michael Keaton

 

Pepe Ruiloba
pepe@cinepantalla.com

Apasionado del cine, la televisión y el olor a tierra mojada de Guadalajara. Crítico de cine y programador de festivales. Más Forrest que Pulp, pero para todos hay. Y pa fregonas... Salma.

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